Una de las funciones más importantes de la Fundación es la ORIENTACIÓN en todos los aspectos posibles en relación a la persona con albinismo:
El nacimiento de un niño siempre es una alegría, sin importar las circunstancias particulares. Cuando nace un niño con albinismo, las personas en la sala de parto suelen sorprenderse, y los padres tienen muchas preguntas que necesitan respuestas. Siempre hay ansiedad y angustia por la situación, y es en este momento que todas las personas involucradas deben proporcionar información correcta de manera clara y sencilla. Por ello, la Fundación ha elaborado protocolos en distintas áreas o especialidades. Un niño albino no es especial, es simplemente un niño muy blanco, en principio. Los padres suelen preguntarse: ¿Qué tenemos que hacer? ¿Cómo manejamos esta situación? Si hay antecedentes familiares, es más fácil, ya que se puede tener como referencia a algún familiar albino. No hay que asustarse, angustiarse ni rechazarlo, solo hay que amarlo como a cualquier hijo. La información correcta y veraz es indispensable para no caer en un estado de incertidumbre y confusión. El albinismo no es una enfermedad ni una discapacidad.
Los profesionales de la salud, si no tienen experiencia en tratar a personas con albinismo, tienden a experimentar con ellos. Por lo tanto, es indispensable estructurar campañas de concientización para cerrar esa brecha de ignorancia y asesorar a los padres correctamente.
La ignorancia es nuestro peor enemigo, ya que lo desconocido se llena con pensamientos y conclusiones negativas, lo que puede llevar a conflictos emocionales en la persona albina. Si no se corrige a tiempo, estos conflictos pueden comprometer su vida social y personal. El complejo de inferioridad y la auto desvalorización condicionan su vida adulta en todos los aspectos.
Resumidamente, orientar es proveer de todos los elementos disponibles para hacer más llevadera y feliz la vida de las personas albinas. De esta forma, podrán recorrer su camino con menores obstáculos.